Maté a un tipo

En Maté a un tipo, el absurdo y el humor negro se entrelazan para retratar la complejidad de las relaciones de pareja y los vínculos familiares. La historia comienza cuando Carlos, un hombre común y corriente, llega a casa y le confiesa a su esposa que ha matado a un desconocido. Lo que podría ser el inicio de una tragedia se convierte en una delirante comedia donde los diálogos están plagados de frases hechas y estereotipos de la vida conyugal.

Mientras su esposa reacciona con una mezcla de incredulidad y pragmatismo, la situación se enreda aún más con la intervención de otros personajes que, en lugar de condenar el crimen, parecen más preocupados por la imagen familiar y la conveniencia de encubrir el hecho. A medida que la obra avanza, el público es testigo de un juego mordaz sobre la violencia cotidiana, los roles de género y los límites de la moral cuando se trata de proteger a los seres queridos.

Con una puesta en escena minimalista y un lenguaje que satiriza los clichés del matrimonio, Maté a un tipo convierte lo macabro en una reflexión hilarante sobre la convivencia, la masculinidad y la hipocresía social.