Babilonia, Una hora entre sirvientes

La obra transcurre en la década del 20, donde el país era rico y el pueblo demasiado pobre. En esas circunstancias una oleada de inmigrante hambrientos pero llenos de esperanzas y ganas de labrarse un porvenir (hacerse la América) irrumpe en el complicado panorama social, la balanza laboral se desequilibra, surgen los conventillos, las villas miserias de aquella época.

Ante este nuevo recurso de mano de obra barata y por que no marginal y semi esclava, los explotadores de turno, amparados en la inexistencia de sindicatos y leyes laborales, hicieron su agosto.

Babilonia cabalga sobre esta realidad a modo de mascarada grisneblinosa en donde el colorido grotesco de sus personajes nos conmueve y hasta nos divierte. Son tan reconocibles, tan vigentes y tienen tal fuerza y verdad que nos trascienden, deslizándonos por el tobogán de un nuevo mundo, de una nueva idiosincrasia.

Quizás estas inesperadas y pintorescas criaturas de chirrientes lenguajes, hayan venido , por prepotencia de trabajo, a fundarnos por tercera vez la patria.