Debería llamarse Rosa Furia

Edelma, una singular mujer de sesenta años, se va al Tigre para despedir los restos de su marido muerto. Intenta hacer un ritual de despedida, pero se distrae con unos vecinos jóvenes y fogosos. Mientras los espía por la ventana, comienza a hablar sin parar, revevando su intimidad, sus pensamientos, miedos y fantasías. Sola, y en el medio del río, algo se transformará para siempre en ella.

2 Histórico de funciones
7 Notas en los medios