El viento en la cara

Pedro se encuentra reunido mediante una videollamada con sus hijos Gabriel y Natalia, quienes le festejan el cumpleaños. Lo que parece una escena habitual en estos días, cambia drásticamente cuando descubrimos que la cuarentena lleva ya varios años, y que los hijos de Pedro, hartos de la situación, optaron por digitalizar sus mentes, deshacerse de sus cuerpos y vivir en un entorno. Desde hace tiempo intentan convencer a su padre de que se una a ellos, sin éxito. Pero esta vez se guardan un as bajo la manga. Invitan a unirse a la reunión a su esposa fallecida, Elena, cuya personalidad pudo ser recreada mediante un programa de inteligencia artificial. Elena parece haber vuelto de la muerte para intentar disuadir a Pedro.