Walter

La puesta en escena de esta historia está bajo la dirección de Silvia Vladimivsky, quien propone una estética apoyada en la fantasmática del paciente, que paradójicamente lo vuelve más lúcido y le permite ver por primera vez las dinámicas ocultas de su grupo familiar, lo conecta profundamente a la expresión del arte que él eligió, a pesar de la oposición de sus padres, a la personalidad de Nijinsky (la creatividad sin fronteras, la belleza sin fronteras, la locura, pero también la sabiduría más allá del plano de la cotidianeidad , nuestra estúpida y necesaria cotidianeidad).

Los personajes son, Walter, alumno de danza del Teatro Colón, el analista al que recurre al saber que está enfermo de SIDA y los fantasmas que convoca en esos encuentros. El consultorio se puebla de visitas. La madre avergonzada, los hermanos que no aparecen, el padre que no puede. Sus miedos, sus proyectos y la certeza de la muerte. Era el año 1992. Se sabía muy poco del SIDA. La vida y la muerte danzando sobre el diván, invadiendo el sillón del analista, juegan uniendo espacios, trayendo fantasmas, iluminando. El encuentro con Walter sacude al analista.

Un sillón, diván en el consultorio del analista. La sala de clase del Teatro Colón, el living de la casa de Walter, la oscuridad de su departamento de confinado bailarín, enfermo y solo. Espejos deformantes laberínticos le dan a Walter la posibilidad de ver su verdadera familia, su verdadera madre, el desamor... Walter murió en Londres en 1994.

La directora de “Walter” estrena este espectáculo a pocos días de emprender su viaje a Italia invitada por diversas asociaciones culturales italianas, con el apoyo del gobierno italiano, para dictar cursos en Roma, Nápoles, Milán y Torino. Además montará dos espectáculos con el patrocinio del gobierno de Torino y participará con su compañía del concierto de Gustavo Beytelmann, en la ciudad de Torino. También con Beytelman protagonizará una película sobre dictadura, exilio y arte en la Argentina, a rodarse en París, Torino y Buenos Aires.

“Creemos que volver sobre el tema de esta enfermedad, que es privada y social, puede ser iluminante para todo tipo de público, desde los adolescentes hasta los adultos, con sus miedos e ignorancias. Walter no es una tragedia sin salida, a través del arte y su nobleza, el muchacho conecta otros mundos, iluminados, que no podemos decir que no existen. Podría ser que Walter en este momento esté allí. En ese mundo sutil e iluminado. Iluminándonos para realizar y vivir.”
Silvia Vladimivsky

“Walter existió. Fue mi primer contacto con el HIV, no llegó a hacer un tratamiento, sino entrevistas preliminares y encuentros interrumpidos a lo largo de un año y medio. Es el fantasma que me revela la limitación. La obra es un homenaje a él y a millones de hombres y mujeres que la padecen.”
Dr. Enrique Gomez Blotto

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