No es usual que un funcionario de un estamento público de orden cultural se mantenga en su puesto durante tres gestiones. Alejandro Cervera lo ha logrado: es el coordinador del área de danza del Centro Cultural Ricardo Rojas desde el 2004. Y feliz.
“Trabajo con mucha libertad – abre Cervera-. Muy cómodo con todas las áreas del centro, desde los técnicos hasta la producción. No me meto en la política interna, me reúno con la dirección y propongo. En este caso, para la segunda edición del Festival RojasDanza, conseguimos un dinero que, si bien no es mucho en comparación a lo que puede llegar a esperarse en el Gobierno de la Ciudad, por ejemplo, es un logro enorme para la danza en un lugar como la UBA. Yo creo que el apoyo es porque la danza está funcionando bien en cantidad de público. Depende de cada obra, claro, pero tenemos muy buena respuesta en general”.
-¿Por qué un festival en pleno invierno?
-Básicamente, para no competir con todo lo que sucede luego en la primavera, desde el FIBA a todos los estrenos de las obras subsidiadas por Prodanza.
Del 1º al 15 de julio, en Corrientes 2038, en sus múltiples espacios, se desarrollará un ciclo de danza que, si algo tiene de particular, es su heterogeneidad.
Se van a ver obras muy diferentes entre sí, intervenciones en la calle con muchos otros trabajos en las salas. Se verá a alguna gente con más experiencia y los primeros pasos de otra. Trabajos que se enlazan con las artes visuales y la literatura, con apoyatura teórica desde charlas explicativas. Un homenaje muy merecido a Oscar Araiz (entrega diploma honorífico de la UBA), que repone Numen. La Orquesta de la UBA tocará Mozart para que el Ballet del IUNA improvise en el bar. También estarán presentes el folklore y el tango.
-Incluso traes verdaderos milongueros al escenario...
-Y son maravillosos, parejas cada una de las cuales es un mundo. Los encuentros con ellos son muy raros, porque ellos son irrepetibles. Conservan el espíritu del tango popular que yo veía en mi madre. Pero también programé la compañía de Leonardo Cuello, que es muy estilizado. El tango ya es una realidad innegable en todo el mundo.
-Y trajiste coreógrafos de Rosario y de Córdoba.
-Sí, estoy muy contento con eso. Es difícil que se den estas obras en Buenos Aires. Tengo un pensamiento plural, quiero decir, me gusta la diversidad. Plural e histórico, porque también incluí en esta ocasión las charlas sobre historia de la danza en el país, para que los jóvenes no crean que la danza nació con ellos.
-¿Y cuál fue la manera de elegir la programación del ciclo?
-Convoqué a artistas que me interesan. A algunos ni los conozco. No sé si un trabajo es bueno o malo. Lo que me llama la atención de una obra es, si me interesa cuando la veo, que el espíritu del trabajo me mantenga despierto, alerta, que me encante aunque tenga problemas, aunque esté llena de errores. La calidad puede no ser pareja, pero se aprecia la energía. El interés en el arte es fundamental, algo que no sabes qué es, pero te atrae o te aburre.
A la hora de reflexionar sobre el estado de la danza contemporánea, él se hizo las preguntas y ensayó respuestas:
“¿Por qué la palabra coreografía desapareció de las fichas técnicas?- se preguntó-. ¿Nadie quiere hacerse cargo de la danza? Quizá son sistemas de composición muy diferentes. Pertenezco a una generación que no ocultaba la danza. ¿Sabes cuál es el problema de esta omisión, de que en el programa se borre la palabra danza, de que en los proyectos se reemplace por otros nombres? Que el espacio perdido por la danza es ocupado por otras artes, por el teatro principalmente. Luego cuesta mucho tener identidad. Lo que espero con este ciclo es que se mezcle el público de las diversas expresiones, pero también que los mismos artistas se vean entre sí. Al confrontar, al poner una obra al lado de otra, uno puede entender de dónde viene y hacia dónde va. Nada es de generación espontánea, y en la medida en que nos conocemos sabemos dónde ir”, concluyó.
La cuantiosa grilla de obras escénicas y charlas se completa con un programa de cine muy particular en el que la danza es protagonista: Bailando en la oscuridad: provocación y búsqueda, coordinado por Raúl Manrupe.