Humahuaca es una ciudad pequeña pero con sólida infraestructura. Como todas las localidades que integran la zona de la Quebrada, es hermosa y está rodeada por un paisaje montañoso imponente. Como ellas también vive desde hace algunos años una recuperación cultural indigenista (otros prefieren llamarla revalorización) conmovedora. El avasallamiento, la aculturación, el exterminio, la desidia no han podido silenciar el torrente y la sabiduría de aquellas culturas andinas (pre existentes al ?descubrimiento de América?) que continúa corriendo por las venas de la gente del lugar. Y lo grato es ver que ese movimiento tiene en el arte uno de sus pilares. El pensamiento originario en estas tierras no desliga lo artístico de la vida cotidiana y la naturaleza: arte, cosmogonía, visión de mundo y los valores son partes de un único Todo. Es por ello que, para fortalecer la conciencia identitaria, artistas y educadores trabajan con los chicos desde muy temprana edad en la adopción de disciplinas artísticas (música y plástica principalmente) que los representen, expresen y aseguren al mismo tiempo la transmisión generacional de su tradición ancestral.
El teatro como tal no ha tenido mayor desarrollo en la zona, pero todo allí exhala teatralidad.
En este marco, entre el 7 y el 20 de Enero, se desarrolló en un nuevo Encuentro Internacional de la Quebrada organizado por El Séptimo, una agrupación de teatristas que desde 1996 trabaja en la construcción de una perspectiva alternativa en la enseñanza teatral.
Un elemento característico del grupo y sus colaboradores es la adopción de parte de las enseñanzas de Eugenio Barba, el gran investigador y difusor de la antropología teatral, fundador y director del ISTA (International School Theatre Antropology) y del Odin Teatret de Noruega. Entre aquellas propuestas, El Séptimo, ha hecho propias la intención de llevar el teatro a zonas y ámbitos donde es inusual, la búsqueda de una forma diferente en la transmisión de experiencias y conocimientos y el énfasis puesto ya no en asimilar una técnica sino en aprender a aprender.
El Encuentro -al que asistieron 80 participantes (provenientes algunos incluso de Europa)- fue estructurado en tres grandes áreas: el entrenamiento cruzado, la producción y las actividades paralelas. Las dos primeras requirieron la división en 4 subgrupos mientras que la última se estableció como el ámbito de reunión y puesta en común; todas fueron coordinadas por Antonio Célico, Daniel Misses, Fabián Castellani y Eleonora Mónaco.
El Entrenamiento cruzado conduce al tallerista por la técnica de preparación físico vocal de cada uno de los docentes. El objetivo es el de brindar herramientas e incitar al alumno a crear su rutina de entrenamiento utilizando como orientación las propias necesidades y búsquedas.
El espacio de Producción se erigió como el de investigación de la relación entre literatura y hecho teatral. Algunos de los temas abordados fueron: las diferencias entre géneros literarios, la capacidad de contar y la transposición de un texto no dramático a una puesta en escena. Los materiales elegidos como punto de partida fueron de autores de la talla de Cortazar, Caparrós, Calvino y Stocker.
Dentro del tercer área se llevaron a cabo el IV Festival de teatro de la Quebrada (abierto al público local), Horizonte Rojo un espacio de análisis y crítica de espectáculos aún en proceso de armado (exclusivo para los asistentes al Encuentro), actividades junto a la comunidad orientadas al intercambio y al contacto con las tradiciones artístico culturales de la región, visitas a sitios arqueológicos y encuentros con artistas locales, entre otras. Así, los teatristas, tuvieron la oportunidad de nutrirse del arte incomparable de Ricardo Vilca (músico y compositor de la Quebrada), presenciar un concierto de las bandas de rock de la zona en el barrio 23 de Agosto, deleitarse con las coplas de Nati y su nietita Lorena y con los jóvenes grupos de sikuris, asistir a un multitudinario encuentro de copleros en Purmamarca, compartir veladas en peñas y conocer el Antigal (sitio arqueológico de Humahuaca).
Uno de los mayores desafíos que se ha planteado El Séptimo es de lograr el enriquecimiento mutuo de la comunidad y de los asistentes al Encuentro. Es por ello que, además del dictado de talleres de teatro para chicos y docentes de la zona, también llevan adelante desde 1998 un proyecto ambicioso: la construcción de un Anfiteatro de piedra, un parque escultórico y un complejo habitacional en un predio cedido por la Municipalidad. Ese ámbito será utilizado tanto por la gente que participe de las actividades que organice el grupo como por los habitantes de Humahuaca.
En lo que al Encuentro en sí se refiere, probablemente, su mayor valor radique en la capacidad de brindar a los talleristas una variedad importante de estímulos. Los participantes realizan un entrenamiento exhaustivo (hablamos de 14 días de trabajo intensivo) al tiempo que se ven inmersos en un entorno cultural de fuerte identidad y en una realidad socio-económica muy diferente a la de sus lugares de procedencia, situación ideal para ampliar los límites de la propia cotidianeidad.
Otro de los beneficios del Encuentro es el imponente marco geográfico: la belleza y tranquilidad de Humahuaca, su clima seco y siempre soleado, así como la calma del ritmo de sus pobladores hacen de ésta localidad un lugar muy especial para el teatrista. Fabián Castellani, uno de los coordinadores, ha logrado una buena síntesis al expresar que ?estas instancias de estudio sobre una temática específica, en un lugar alejado y tranquilo como Humahuaca y con esa disposición de tiempo de los participantes y de los docentes es el paraíso?.
Por último, los concurrentes se llevan el plus de participar en una experiencia pedagógica inusual que aspira a eliminar la típica verticalidad que supone un docente impartiendo su saber al alumno y el enriquecimiento que conlleva el intercambio con una importante cantidad de teatreros.